La alargada sombra de Bildu en el País Vasco: jóvenes en masa votando a Otegi y el PNV como ‘mal menor’
“El miedo aquí existe, mucho más en época electoral, donde te señalan si ven tu papeleta..."
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Para un ya veterano periodista que inició su longa caminata profesional en el País Vasco, la vuelta hoy a aquellos predios se tiñe de tristeza por los amigos asesinados, inquietud por la deriva de una sociedad con alzheimer político y esperanza en el sentido común de un pueblo cuando definitivamente el miedo haya desaparecido.
Antes de entrar en la descripción y el análisis de lo que puede ocurrir el próximo domingo, al autor le interesa realizar consideraciones previas para enfocar con justeza la situación política hoy del País Vasco. No sin antes recordar que la diáspora vasca durante el medio siglo largo de sangre vertida por los terroristas etarras se acerca a las 200.000 personas que tuvieron que abandonar este lugar; muchos de ellos no han regresado. Por lo tanto, hay censo electoral viciado de origen.
Mi primer editor, Javier de Ybarra y Bergé, dueño del Grupo El Correo, fue secuestrado y asesinado de la forma más cruel que alguien pudiera imaginarse; el maestro José María Portell, quizá el periodista que mejor conocía las vísceras ensangrentadas de ETA, fue acribillado y muerto. José Luis López de la Calle, asesinado; Antonio Petit Caro y su familia abandonaron su tierra ante la certeza de sufrir atentados y como ellos una partid de buenos periodistas.
En el recorrido por las calles, plazas, pueblos y villas del País Vasco a unos días de celebrarse as elecciones municipales y provinciales la primera conclusión objetiva que se puede subrayar es, sin duda, la presencia asfixiante de Bildu y sus candidatos en carteles, pasquines y demás presencial electoral. También sorprende que el idioma que realmente se habla es el castellano, incluso, entre las jóvenes generaciones. El euskera (batúa) parece más un idioma impuesto “políticamente” desde el poder al exigir para formar parte de las distintas administraciones vascuences.
Lo segundo, es que estamos ante un territorio rico, en muchos casos, pudiente y opulento. El sistema fiscal foral (el famoso Cupo Vasco) tiene ventajas extraordinarias y, en realidad, es muy poco el dinero que el Gobierno Vasco aporta a las arcas del Estado. «Mucho menos de lo que recibe en infraestructuras, Seguridad Social y otros conceptos…», sostiene un prestigioso economista, profesor de Universidad, que por razones obvias, declina que aparezca su nombre.
Sin pistolas, sí, pero con miedo. Sin bombas, sí, pero con guetos. Sin ‘kale borroka’, sí, pero con estigmas
Porque esta es otra. Ya no hay afortunadamente, asesinatos políticos a diario, ni la banda terrorista ETA coloca coches bombas, pero es más que evidente que hay un “miedo social”, guetos infranqueables para aquellos que no están en el credo ultranacionalista de eso que se ha dado en llamar izquierda abertzale. «El miedo aquí existe, mucho más en época electoral, donde te señalan si ven tu papeleta y no coinciden con lo que ellos quieren…. Hay pavor a que te señalen aunque ahora no sea sinónimo de ponerte en la diana de las pistolas y metralletas», dicen desde el más profundo anonimato.
Bildu se va comiendo al PNV
De modo y manera, que el 28 de mayo en el País Vasco se dirime el gran pulso por el poder entre el nacionalismo (antes considerado “moderado”), el histórico Partido Nacionalista Vasco (PNV) que recogía las nueces de los nogales que sacudía ETA en expresión de su líder recientemente fallecido el ex jesuita Javier Arzalluz, y los socialistas/comunistas/patriotas vascos, Bildu.
«El PNV se ha quedado viejo para las nuevas generaciones que prefieren la modernidad de las huestes de Arnaldo Otegi», afirma un periodista vasco que vive en la zona del Urumea. «Entre otras cosas, añade, porque los jóvenes vascos desconocen el último medio siglo de su tierra, y la fechorías y crímenes etarras son consideradas hazañas y sus autores héroes. Es algo que se enseña en determinadas escuelas del País Vasco y Navarra».
La presencia asfixiante de Bildu y sus candidatos en carteles, pasquines y demás presencial electoral inunda el paisaje electoral
Dicho de otra manera, el avance de Bildu, entre otras cosas, por la respetabilidad concedida por el gobierno de Sánchez, permite a los bilduetarras disputar el poder en el País Vasco de forma clara, «algo que parecía imposible hace siquiera un lustro».
En este sentido, para las distintas fuentes consultadas de la sociedad civil vasca, Otegi estaría acariciando un gobierno de coalición, probablemente presidido por él mismo, con Bildu, como fuerza mayoritaria en colaboración con Podemos y el Partido Socialista de Euskadi (PSE)-EE. Tal posibilidad viene agrandada por el blanqueo sanchista a las huestes de Otegi , convertido por Moncloa en socio prioritario.
El primer paso, antes de celebrarse las elecciones autonómicas a celebrar el 9 de junio del 2024 (salvo que el lendakari disuelva el Parlamento Vasco antes), es, sin duda, las elecciones municipales y a Juntas Generales el próximo domingo.
El acercamiento brutal de Bildu al PSOE de Pedro Sánchez está produciendo pequeñas, por el momento, fracturas dentro del mundo abertzale, al considerar que Otegi está abandonando las ideas primigenias que fundaron ETA y sus sucesivos brazos políticos: la constitución en País Vasco de un estado independiente comunista dentro de Europa (el régimen estalinista albanés, fue uno de sus ejemplos de antaño, ahora el cubano) y, desde luego, en pugna y guerra abierta contra el Estado español y posteriormente contra el francés.
Tal es así, que la derecha nacionalista vasca y el centroderecha está haciendo llamados constantes atemorizados ante la llegada de Bildu y sus socios radicales al poder de la comunidad autónoma. Hay voces, no pocas e influyentes, que llaman a los votantes constitucionalistas a sumar su voto en las urnas nacionalistas peneuvistas, algo que llaman voto útil. Es decir, que el PNV necesitaría los votos del PP y de los moderados socialistas contrarios a la línea marcada desde Ferraz y Moncloa por Pedro Sánchez para poder aguantar el chaparrón Bildu.
¿Qué hace el PP?
En este contexto de miedo social y político en el País Vasco, ¿qué hace el Partido Popular como último bastión del constitucionalismo español? Porque VOX apenas presenta listas y ha renunciado también a competir por la Junta Generales. «Nosotros nos dirigimos a todo aquel que algún vez optó por apoyar al Partido Popular», sentencia Carlos Iturgáiz, presidente del PP vasco tras algún tiempo en Europa. «Necesitamos esos apoyos, y los que puedan venir el Partido Socialista ante la deriva tomada por Sánchez y sus correligionarios en esta tierra. Lo necesitamos para derrotar al nacionalismo excluyente, y obligatorio y radical que pretende imponernos».
El PNV necesitaría los votos del PP y de los moderados socialistas para poder aguantar el chaparrón Bildu
«Resulta cuando menos chocante oír algunas voces, incluso conocidos nuestros, decir que hay que apoyar al PNV para que no gane Bildu. Esto realmente no cuela. Quieren el voto del centro derecha vasco para ponerlo al servicio de Bildu y de Sánchez. Ese supuesto voto útil al PNV, no equivocarse, es para llevar a cabo las políticas de Otegi y Sánchez. Ahí está la Ley de Educación del PNV con el objetivo de que el español desaparezca de las aulas… O qué decir del nuevo Estatuto que pretenden como vía hacia la independencia».
La batalla por Navarra
Otro de los corolarios políticos de enorme transcendencia que se puede apuntar en cualquier cuaderno de bitácora en viaje por el País Vasco durante estos días de finales del mes de mayo 2023 es la constante apelación abertzale a Navarra (“Nafarroa” en la jerga bilduetarra). «Es algo esencial para el expansionismo vasco, sostiene un abogado de gran prestigio en el País Vasco y conocido por sus posiciones constitucionalistas. El llamado territorio Euskadi es muy pequeño, inviable como estado independiente, para ello necesita contar con una provincia de grandes dimensiones como Navarra…Que nadie se engañe, el secesionismo vasco está ganando esa partida en el Viejo Reino».
No hay pancarta que se precie en la Guipúzcoa interior o costera donde “Nafarroa” no tenga su lugar; en la emblemática “Jerusalén vasca” para los bilduetarras, Hernani, este periodista contó hasta 20 banderas rojas navarras con sus cadenas correspondientes colgadas de los balcones de la localidad. Es la gran batalla que el nacionalismo vasco (en son coincidentes PNV y BILDU) piensa dar con la aquiescencia del gobierno socialista sanchista de María Chivite, si es que logra revalidar su poder tras los próximos comicios.
Varias intensas jornadas por el País Vasco permiten colegir ante el 28M una gran conclusión: pese a las apariencias no hay otro lugar entre los países que forman parte de la Unión Europea donde unos comicios se van a celebrar en condiciones tan excepcionales como en este territorio. Sin pistolas, sí, pero con miedo. Sin bombas, si, pero con guetos. Sin kale borroka, sí, pero con estigmas.
¿Algo parecido podría pasar en Alemania, Francia, Italia, Suecia, Finlandia, etc…? Decididamente, no. Han pasado treinta y dos años desde el asesinato de Gregorio Ordóñez, el corajudo dirigente del PP vasco; fue muerto con disparos en la nuca porque iba a resultar elegido por el pueblo donostiarra como alcalde. Han pasado 26 años del crimen que revolvió las entrañas de medio mundo, Miguel Angel Blanco. Ellos no pueden competir en estas elecciones y tampoco ver cómo sus verdugos sacan pecho en las papeletas manchadas con su sangre.
Al menos, desde arriba, como mártires de la libertad, podrán interceder por un pueblo sin memoria y desagradecido al que pudo el miedo durante muchos lustros y siempre miró hacia otro lado.
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